"La característica esencial del trastorno paranoide de la personalidad es un patrón de desconfianza y suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones de éstos son interpretadas como maliciosas. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y aparece en diversos contextos". DSM-IV
Síntomas y trastornos asociados
Los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad son personas con las que generalmente es difícil llevarse bien y suelen tener problemas en las relaciones personales. Su suspicacia y hostilidad excesivas pueden expresarse mediante las protestas directas, las quejas recurrentes o por un distanciamiento silencioso claramente hostil. Puesto que están excesivamente atentos a las posibles amenazas, pueden comportarse de una forma cautelosa, reservada o tortuosa y aparentan ser «fríos» y no tener sentimientos de compasión.
Síntomas
- Preocupación porque los demás tienen motivos ocultos
- Expectativa de que serán explotados por otros
- Incapacidad para trabajar junto con otros
- Aislamiento social
- Desapego
- Hostilidad
Las personas con un trastorno de personalidad paranoica son altamente recelosas de los demás y como resultado limitan su vida social de manera drástica.
Con frecuencia piensan que están en peligro y buscan pruebas para apoyar sus sospechas. Las personas con este trastorno tienen dificultad para ver que su desconfianza es desproporcionada para su entorno.
Patrón Familiar
Existen algunos datos que apuntan hacia un aumento de la prevalencia del trastorno paranoide de la personalidad en los familiares de los probandos con esquizofrenia crónica y hacia una relación familiar más específica con el trastorno delirante, tipo persecutorio.
Tratamiento
El tratamiento es difícil debido a que las personas que padecen este trastorno a menudo sienten extrema desconfianza de los médicos. Si el tratamiento se acepta, los medicamentos y la psicoterapia con frecuencia pueden ser efectivos.
Posibles frases que dice un paranoico
- "La gente tiene intención de dañarme".
- "Si confío en la gente, tendrán ventaja sobre mi".
- "La gente intenta fastidiarme o irritarme".
- "Yo no estoy mal, ellos están mal".
- "Si alguien me insulta, debo castigarlo".
- "Hay que estar siempre en guardia, preparado para lo peor".
- "Transigir es rendirse".
- "Tengo que evitar la intimidad, ya que estar cerca de alguien implica que me encuentren mis puntos débiles y me hagan daño".
- "Si estoy alerta tendré el poder y ellos no podrán dañarme".
Criterios:
A. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:
(1) sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar
(2) preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios
(3) reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser utilizada en su contra
(4) en las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o amenazadores
(5) alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios
(6) percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar
(7) sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel
B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica.
Nota: Si se cumplen los criterios antes del inicio de una esquizofrenia, añadir «premórbido», por ejemplo, «trastorno paranoide de la personalidad (premórbido)».
Caso Clínico (Un director desconfiado)
El Sr. Q.
de 51 años de edad, director de un colegio de enseñanza media, acude a consulta
por la insistencia de su mujer, a raíz de un enfrentamiento con el consejo
escolar que ha puesto en peligro su puesto de trabajo. La mujer dice que ahora
su situación matrimonial es insostenible y que si su marido no deja de pelearse
con todo el mundo, se verá obligada a abandonarle.
En la
primera entrevista el Sr. Q. admite que, aunque siempre ha sido una persona
suspicaz, últimamente esta característica se le ha ido de las manos. A pesar de
este comienzo, continúa diciendo que los miembros del consejo escolar están conspirando
con el personal administrativo y con un grupo de padres descontentos para
expulsarle de su puesto. Piensa que los profesores y el personal administrativo
le "están ocultando algo" y no le dicen lo que va a ocurrir en el
colegio, de manera que lo tiene mal y acabará perdiendo su puesto de trabajo.
Afirma que el hecho de que su esposa insista tanto en que se le realice una valoración
psiquiátrica, en realidad, forma parte de la conspiración que el consejo
escolar está tramando para quitarle su cargo, porque su mujer es una buena
amiga de uno de los miembros del consejo escolar, y el Sr. Q. sospecha de que
ella no es totalmente fiel. Asegura que el presidente del consejo le dijo
recientemente que, desde su ascenso a director, hace 2 años, se está
comportando como un loco con todo el mundo. El paciente insiste en que ha
tratado de hacer su trabajo de la mejor manera posible y que lo que le dijo el
presidente del consejo es fruto de los celos y de la determinación del consejo
escolar de librase de él, "porque seguramente quieren poner a uno de sus
compañeros en el cargo". En cambio cuando se le pregunta con más detalle
el Sr. Q. admite que es posible que sus propias reacciones sean desmesuradas y
que quizás algunos aspectos de su comportamiento no son adecuados. Por otra
parte, el paciente afirma que constantemente le tratan de mala manera y que eso
interfiere con su capacidad de llevar a cabo sus obligaciones en el colegio.
Su
esposa, en una entrevista aparte, asegura que su marido siempre ha mostrado
cierta suspicacia hacia los demás y una tendencia a guardar para sí sus
pensamientos y sentimientos, aunque desde que ascendió a director estos rasgos
han empeorado mucho. Afirma que ha tenido frecuentes discusiones con él cuando
le dice que es él mismo quien se crea sus propios problemas. Según su esposa,
el Sr. Q. constantemente se muestra irritable y suele discutir con ella y con
los profesores y administrativos que tiene a su cargo. Está preocupada también
por varios incidentes que han ocurrido últimamente en el colegio. Por ejemplo,
acuso al personal de cocina de malgastar comida deliberadamente para hacer
imposible ofrecer un buen servicio con el presupuesto estipulado. Cuando la
jefe de cocina le enseño los números, demostrando que el funcionamiento de la cafetería
de la escuela era tan bueno o mejor que cualquier otro del sistema, el Sr. Q.
la acuso de mostrarle cifras falsas. La encargada del personal de cocina se
quejo entonces a la oficina central, solicitando el traslado, que le fue
concedido.
En otra ocasión
el Sr. Q. llego a estar completamente convencido de que el profesor de sétimo
curso, en privado, pasaba informes negativos sobre él a un inspector escolar,
que era amigo personal de dicho profesor. En varias ocasiones, el paciente llamado
a este profesor a su despacho y le reprendió por haber "traicionado su
confianza". El Sr. Q. no le creía por mucho que el profesor le asegurara
que su relación con el inspector era estrictamente social y que, en tal situación,
nunca se había planteado a comentar nada sobre el Sr. Q a sus espaldas. El
conflicto finalmente se volvió tan insostenible que este profesor solicito el
traslado a otro colegio.
Después
de este incidente, el presidente del consejo le dijo que si las cosas
continuaban igual, llegaría un momento en que sería imposible conseguir
suficientes funcionarios para su centro.
La causa
del último enfrentamiento con el consejo escolar fue resultado de la insistencia
del Sr. Q. en quejarse de que no se le había tenido en cuenta para un aumento
de sueldo justo. Pese a que el administrador encargado del presupuesto le
aseguro que ningún otro director en juna posición comparable a la suya y con un
nivel de experiencia similar había recibido un aumento superior al suyo, el Sr.
Q. insistió en presentar su caso en una sesión cerrada del consejo escolar. El
amigo que la Sra. Q. tenía en el consejo escolar le informó, en privado, acerca
del comportamiento y las acusaciones de su marido en esa reunión, que
estuvieron tan fuera de tono y tan lejos de lo que el consejo escolar esperaba
de un director, que ella comenzó a preocuparse seriamente por él y por la
posibilidad de que perdiera su trabajo. Tras esta conversación, la Sra. Q.
insistió en que su marido fuera a ver un psiquiatra, con la condición de que si
no lo hacía lo abandonaría. Su esposa dice que el Sr. Q. no habla con sus
suegros porque está convencido de que ellos piensan que no es lo bastante bueno
para su hija. Según él están tratando de persuadirla para que le abandone, algo
que la Sra. Q. niega. El paciente intenta, además, que su esposa y sus hijos no
tengan ningún tipo de contacto con los padres de la Sra. Q. porque según dice,
siempre que ella ve a sus padres muestra falta de lealtad y de apego hacia él.
Cuando el
clínico entrevista a los 2 hijos de el Sr. Q, una chica de 12 años de edad y un
chico de 15 años de edad, la queja principal que alegan es que su padre dirige
la casa como si fuera una base militar, controlando todos sus gastos, sus
amigos y sus fiestas. Siempre les exige un itinerario completo de donde piensan
estar a cada minuto. Su hija va a la escuela de la que es director su padre, y
este la somete a constantes interrogatorios para saber lo que dicen los demás
chicos sobre él. La familia del Sr. Q. admite que tiene razón cuando se queja
de que le ocultan cosas. A consecuencia de su vigilancia excesiva, su esposa y
sus hijos han dejado de explicarle casi todo; aún así, son frecuentes las
explosiones de ira cuando le responden con evasivas o medias verdades.
Cuando se
le pide que se describa a sí mismo, el Sr. Q. dice estar orgulloso de ser un
tipo de persona capaz de detectar las farsas y falsedades de los demás. Comenta
con todo lujo de detalles que proviene de una familia muy pobre, que siempre ha
tenido que trabajar contra la desigualdad, que acabó la carrera con buenos
resultados y que logró su cargo actual pese a las circunstancias adversas y a
los impedimentos de muchos profesores y jefes hostiles.
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